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¡Sigo creyendo en la paz!

por Santiago Vargas

Hoy nos despertamos todos en medio de la zozobra que generó el anuncio del regreso a las armas de varios ex comandantes de las FARC, y seguramente usted querido lector se habrá hecho la pregunta ¿y ahora qué va a pasar?

De forma rápida le digo que lo que va a pasar es lo siguiente, primero el gobierno actual y su partido van a salir a decir que se necesita volver varios años atrás en la historia cuando la única salida era con balas. Muchas personas van a pensar que lo que se firmó en 2016 es pura letra muerta, no sirvió para nada y las FARC se aprovecharon del país. También van a incrementarse los operativos militares en las zonas rurales, se va a aumentar el señalamiento a ciertas comunidades como auspiciadoras de la guerrilla y va a aumentar el número de muertos. El paramilitarismo se va a reactivar más de lo que ya está, con el fin de hacerle frente a los “diálogos con empresarios, comerciantes y hacendados” que anunció Iván Márquez para su sostenimiento, que no significan otra cosa más que hacer extorsiones.

En este momento tengo una gran cantidad de sensaciones con respecto a este hecho, siento tristeza, zozobra, rabia, ansiedad, incluso algo de miedo. Pero la verdad tengo más rabia que otra cosa, rabia con ambas partes responsables de la decisión. Tengo rabia con el gobierno porque sé que en parte es su culpa, por querer “destrozar” el acuerdo y no darle la celeridad necesaria para que evitar que este tipo de cosas pudieran ocurrir. Pero también tengo rabia con estos señores por su desfachatez y cinismo.

No le creo a Iván Márquez cuando dice que no se está cumpliendo con el acuerdo, porque a pesar de que las cosas se estén dando a una velocidad en ocasiones precarias y con muchas trabas, hay varios avances que no se pueden negar. Las FARC entregaron las armas y desde el año inmediatamente anterior tienen participación política; el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No repetición que pone en primer lugar a las víctimas del conflicto ya está operando en todo el territorio nacional; el año pasado se formularon los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial – PDET y este año inició su ejecución para traer desarrollo a las zonas rurales más afectadas por la guerra; se está ejecutando desde el 2017 el proyecto de sustitución de cultivos de uso ilícito – PNIS que busca brindarle oportunidades a los campesinos para que dejen de cultivar coca y amapola y dediquen sus esfuerzos a otras siembras.

No le creo a Iván Márquez porque le dieron la posibilidad de estar en el congreso, construir con leyes, normas y desde la legalidad un mejor país y prefirió irse a las armas tan solo un año después. Y no le creo a Iván Márquez porque con este anuncio está ayudando a fortalecer políticamente a su “mayor enemigo” justo en un año electoral, como si los dos dependieran mutuamente para tener poder.

En lo que sí creo es en el esfuerzo que están haciendo cientos de excombatientes que decidieron dejar las armas y ayudar a construir un nuevo país, creo en esos excombatientes que están haciendo miel en la Guajira, cerveza artesanal en Bogotá, en los que están haciendo confecciones y sueñan con exportar sus productos y en aquellos que están ayudando a buscar a personas desaparecidas durante el conflicto.

Creo en todas las personas que construimos un país en paz desde nuestro sentir, en nuestros trabajos, con nuestras familias o con un voto en una elección. Creo en un país en paz, en donde mis hijos puedan salir a la calle a jugar, sin el temor de que haya hombres armados afuera de la casa.

No creo en la paz de Santos, Uribe o las FARC. Creo en la paz de Colombia.

“Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de Dígame.com.co”

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