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La doble moral: entre la apariencia y la realidad

por Juana Ardila

La doble moral es un fenómeno que ha permeado la sociedad desde tiempos inmemoriales. Se manifiesta en la discrepancia entre lo que decimos y lo que hacemos, entre nuestros valores proclamados y nuestras acciones reales. Esta discrepancia puede ser sutil o flagrante, pero en cualquier caso revela una falta de coherencia en nuestro comportamiento moral.

Uno de los aspectos más preocupantes de la doble moral es su presencia en áreas como la política, la religión y la ética social. Por ejemplo, vemos a líderes políticos que promueven la honestidad y la integridad, pero luego se ven envueltos en escándalos de corrupción. Del mismo modo, vemos a personas religiosas que predican la compasión y el amor al prójimo, pero luego muestran intolerancia y juicio hacia aquellos que son diferentes.

En el ámbito personal, la doble moral puede manifestarse en nuestras relaciones con los demás. Por ejemplo, podemos criticar a alguien por un comportamiento que nosotros mismos exhibimos, o podemos esperar un trato especial mientras tratamos a los demás de manera desconsiderada.

La doble moral también puede ser un obstáculo para el crecimiento personal y la autorrealización. Cuando vivimos de acuerdo con una moralidad superficial, basada en la apariencia más que en la sustancia, corremos el riesgo de perdernos a nosotros mismos y de alienarnos de lo que realmente nos importa.

Superar la doble moral requiere introspección y autoevaluación. Debemos ser honestos con nosotros mismos y confrontar nuestras propias contradicciones. También debemos ser comprensivos y compasivos con los demás, reconociendo que todos somos humanos y que todos tenemos nuestras debilidades y fallas.

En última instancia, superar la doble moral requiere un compromiso con la coherencia y la integridad en todas las áreas de nuestra vida. Significa vivir de acuerdo con nuestros valores más profundos, incluso cuando sea difícil o inconveniente. Solo entonces podremos vivir una vida auténtica y significativa, en la que nuestras palabras y acciones estén en armonía con nuestros principios más profundos.

“Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de Dígame”

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