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De la voluntad política, a la voluntad social

por Daniel Solano
De la voluntad política, a la voluntad social

Iniciaron los diálogos vinculantes del Gobierno Nacional que se proyecta realizar en 50 territorios del país y las propuestas llueven a cantaros para inspirar las bases del Plan Nacional de Desarrollo, esa lista de mercado en la que se invertirá la platica de todas y todos los colombianos.

La metodología es sencilla y en resumen plantea dos preguntas para conversar. La primera que busca identificar el problema y la segunda la propuesta para solucionarlo. Bajo esa metodología les dejo por aquí mi aporte:

En cuanto al problema, históricamente en este país las organizaciones de base social y comunidades solo han sido escuchadas ya sea por la movilización en las calles o en tiempos de campañas. Pero la historia dice que estas formas si bien han tenido grandes logros, el costo ha sido muy alto.

En el país, no existen escenarios de diálogos territoriales constantes, horizontales y periódicos que coordine a las instituciones del estado, empresas y comunidades para que en conjunto tomen decisiones y rutas de solución, en definitiva, no existen escenarios de gobernanza multiactor. Por ejemplo, en las regiones petroleras las comunidades no tienen poder de negociación con las empresas extractivas, ni mucho menos son escuchados por las alcaldías, gobernaciones y demás instituciones del Estado. Es más fácil una autorización con una Eps a que ellos se dispongan a dialogar.

Es así como esperan que la espuma suba hasta que se riega el vaso. Algunas empresas y gobernantes se sienten reyes en los territorios porque tienen amigos en las instituciones del gobierno, dejando a las comunidades “como el ternero”. En definitiva, los diálogos en Colombia se vuelven coyunturales y desgastantes, obstruyendo la planificación territorial participativa y convirtiéndola en un ejercicio dictatorial de quien tenga el poder.

En ese contexto se propone: 1. Reglamentar un escenario obligatorio donde las empresas, instituciones y comunidades territoriales, puedan conversar en un escenario horizontal. Para eso el Gobierno Nacional debe impulsar la iniciativa en el Congreso. 2.  Se propone la descentralización del Departamento Nacional de Planeación y darle poder de convocatoria en las regiones. En ese sentido, en DNP debería realizar la coordinación técnica de estos espacios, diseñando metodologías y convocando a todos los actores incluyendo las instituciones de vigilancia y control. Y 3. Destinar un presupuesto de funcionamiento para el aterrizaje de una estrategia regional de concertación.

En Colombia se han firmado miles de acuerdos, pactos y compromisos que son constantemente rotos; se han creado innumerables mesas diálogo y concertación, entre otros mecanismos, pero el círculo se repite: la gente sale a las calles, se realiza el diálogo, se llega a un acuerdo, se rompe el acuerdo, la gente sale a las calles… y así sucesivamente.  Es necesario incrementar el poder de negociación de la ciudadanía, para evitar seguir haciéndonos pajazos mentales. Es necesario pasar de la voluntad política a la voluntad social.

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