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Sordera testicular

por Daniel Solano
Sordera testicular

Una de las principales características que debe tener un líder en cualquier escenario donde desempeñe su tarea, es la capacidad de escuchar. No obstante, cuando a algunas personas se les confía un poco de poder en el ejercicio de un cargo, termina sufriendo de una terrible enfermedad, la sordera testicular.

El mucho o poco o poder entregado empieza a generar una actitud soberbia que resulta en esta enfermedad que genera que, todo lo que el líder escucha le empieza a ‘valer huevo’, es decir, escucha pero no para bolas; no atiende recomendaciones, argumentos o razones, solo se concentra en las voces de las personas que le aplauden y vanaglorian todo lo que dice y hace, tal como el séquito que rodeaba a la reina roja en Alicia en País de las Maravillas.

Las voces de sus colaboradores, de los ciudadanos, de trabajadores y demás personas que le exhortan a enderezar su camino, se silencian con su ausencia, el retiro del contrato u otras prácticas que buscan generar miedo, el cual se convierte en su sinónimo de autoridad. Cuando la sordera testicular ya ha avanzado, los líderes que la sufren dejan de sentir empatía por las personas que lo eligieron, empiezan a actuar bajo el principio del ‘Todo Vale’, pasan por encima de quien se interponga en su camino, juegan con las necesidades de la gente y en el peor de los casos usan la violencia para silenciar, desplazar o eliminar a quien haga cualquier tipo de sonido que no se ajuste al ruido de su actuar.

Pese a que en el escenario nacional la sordera testicular le costó a varios partidos la pérdida del liderazgo, en los territorios y regiones varios líderes no aprendieron esta lección y aún siguen cerrados al diálogo con las comunidades. Esto se debe a que han realizado estrategias para perpetuarse en el poder ya sea en nombre propio o en cuerpo ajeno, lo que los hace sentir invencibles. Lo cierto es que esta actitud no tiene finales felices.

Hasta la fecha, solo se han registrado dos posibles tratamientos, pues como una enfermedad crónica, la sordera testicular parece que no tiene una cura para algunos. El primer tratamiento es la movilización social, la suma de muchas voces logra en ocasiones el volumen necesario que traspasa las ventanas de las oficinas donde se encierran, rompen los círculos de aduladores que lo aíslan y los deja sin opciones teniendo que atender la solicitud del pueblo. El segundo es el voto, ese que logró cambiar la historia tradicional de la política recientemente.

Finalmente, como diría Víctor Hugo, qué importa la sordera del oído cuando la mente oye, la verdadera sordera, la incurable sordera es la de la mente, pues como ustedes ya saben no hay peor sordo que el que no quiere oír.

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