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El acoso, una huella que no se borra jamás

por Leidy Peralta

Cuando una vive una situación de acoso sexual regularmente lo relacionan con la acción ¿y no hiciste nada? Muchas veces la salida más fácil es buscar a quien contárselo para desahogar el nudo que te deja ese incomodo momento; pero otras veces prefieres callar porque simplemente no te van a creer.

El acoso es una consecuencia de la cultura machista que se cree y se siente con la potestad de tener un dominio hacia nosotras las mujeres; estos actos no consentidos van desde el “coqueteo” con palabras fuertes e incómodas, miradas morbosas y acosadoras, el “toqueteo” abusivo y para las que les toca la peor parte de la torta, una violación sexual.

Sin embargo, la sociedad misma, en muchas ocasiones es indiferente frente a esta situación, dejándonos a las víctimas de este tipo de conductas solas, olvidando que las situaciones de acoso van dejando huellas que enmarcan desde el miedo hasta la depresión y en el peor de los casos, el suicidio.

Esta situación de acoso sexual es una ruta casi que obligada, y que por nacer mujeres nos ha tocado vivir en alguna etapa de nuestra vida, y que lastimosamente deja deja huellas que a pesar de los años NUNCA OLVIDAMOS; cada vez que tocamos el tema es inevitable como se nos entrecorta la voz del miedo, rabia e impotencia por no haber hecho algo a tiempo, ya sea por la presión del momento, por la posición social del agresor o por miedo a que nadie te crea.

Siempre minimizan nuestros sentimientos y emociones, y muchos que leen esta columna de opinión diran “ay Ahora todo es acoso” y pues sí, no es necesario violar para hacernos sentir sucias y menos valoradas.

Desde que salimos de la casa nos toca limitar la manera de vestir, porque ¿será se me pinta mucho la vagina o los senos?  o ¿será que me veré muy mostrona? Definitivamente nos han a orillado a limitar como somos para evitar escuchar tantas cosas que no hemos pedido en la calle, cuando la boca de algunos hombres calla pero la mirada habla por sí sola.

Lo peor del tema es que el acoso tiene una gran tendencia al incremento anual estadísticamente, según la secretaría de salud de Bogotá En el año 2020 se notificaron 7.669 casos de violencia sexual, donde el 83,7 % las víctimas fueron mujeres, y cómo si fuera poco, más de la mitad de los casos se encuentran inactivos. Además, la violencia contra la mujer y los feminicidios van en aumento, no hay una baja en las estadísticas frente a estos hechos.

Según encuestas, una de las situaciones de acoso más frecuentes en Colombia es en el transporte público, donde un promedio de 6 mujeres al día ha denunciado que son víctimas de este tipo de conductas, el piropeo en la calle que sin duda lo defino como el disfraz del acoso. Siempre me pregunto, ¿qué necesidad de hacernos ver como objetos sexuales? ¿Será que se sienten más machos o será que en sus casas los educan para esto?

“Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de Dígame”.

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