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BARRANCABERMEJA, PUEBLO SUICIDA

por Karen Morena

Dónde raya el heroísmo con la cobardía o dónde se permite achacar sobre una persona las respuestas de quien toma la difícil decisión de acabar con su vida. Tal vez muchos ya se han respondido estos interrogantes con el ánimo de hallar una verdad, obviamente no absoluta, con relación a los suicidios, o sólo con el hecho de increpar en el tema, tan controversial en la sociedad Barranqueña contemporánea.

Por comunicación oficial de las autoridades de varias entidades, se conoce que la tasa de fallecidos por decisión propia ya superó la cifra de dos dígitos y que, peor aún, quienes lo han intentado por lo menos una vez, es todavía más preocupante.

Expertos, conocedores, no tan expertos, periodistas, opinadores por paga y sin suscripción y otros tantos, hemos emitido un juicio – verídico o no, juzguen ustedes – donde formulamos, por ejemplo, que tanta influencia puede tener las situación social en el caso del escolar de hace un par de meses decidió colgarse, o el adulto mayor (caso más reciente) en el que igualmente mediante asfixia acabó con su existencia, es decir, las múltiples razones que puedan imaginarse varian de acuerdo al caso, a la persona, a su contexto y más…como siempre.

Más que razonar sobre sus decisiones, los enfoques que planteo buscan disuadir sobre cuáles factores terminan incidiendo, tanto externos como internos, en la fatal medida. Muchas voces aluden la crisis municipal como la principal, pero qué tanta fuerza de voluntad se debe contar entonces para “aguantarla”.

Según una psicóloga de una universidad local, es necesario que la persona constantemente cree lazos de unión, hermandad y socialización, precisando que entre más se tengan, la persona puede también ir generando un clima en el cual se rodee se esencias que fortalezcan su confianza.

Una hipótesis similar plantean también desde la Secretaría de Salud, cuando adjudican la relevancia que se debe tener con familiares, amigos y compañeros de trabajo, determinando que estos contextos de diaria frecuencia, son los que cimentan una buena mentalidad, obviamente acompañada por el reforzamiento del núcleo principal que permita la expresión libre de quien puede llegar a ser un suicida potente.

Ahora la pregunta es ¿cómo identificar a una persona que presente emociones – impulso principal de muchas decisiones fatales según la psicóloga – con niveles de alerta altos? Tal vez fácil en quienes lo han intentado, pero aquellos que lo planean en el más absoluto silencio para ejecutar, del mismo modo, el acto final.

Paz en la tumba de todos aquellos ciudadanos que han optado por suicidarse y, tristemente, lo han conseguido.

Ruben Romero

‘Las opiniones vertidas en esta sección  son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de Dígame”

 

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