Inicio Opinión Apropósito del día del bailarín: “Porque como a muchos a usted bailarín, también lo han robado”.

Apropósito del día del bailarín: “Porque como a muchos a usted bailarín, también lo han robado”.

por Edward Badillo
Columna de opinión

Usted, ser multiforme, amante y novio del ruido, amo del movimiento, guardián de la aspiración, cautivo de la perfección y esclavo del dolor, hoy se celebra su día, en las redes se pregona su nombre, se postean sus hazañas y se comparten sus muestras… En Barrancabermeja, lugar dónde se jactan de su riqueza dancística, abanderados de la cultura, lugar en el que aún no se ha dicho nada, en el que su talento es motivado, lleno de ilusión en su adolescencia, completo de
promesas que le hacen querer comerse el mundo, y se le llena de convencimiento, para luego caer en decepción, y saber que como dijo la hasta ayer ministra de cultura, Patricia Ariza, “Siempre para la cultura es difícil, ha sido difícil, y siempre será difícil”, y es que pesar de que lo es, también lo hacen ser, porque como a muchos colombianos, a usted bailarín, también lo han robado.


Hoy 27 de febrero, se celebra el día Nacional del Bailarín en Colombia, y aunque en la Bella Hija del Sol, este gremio es sustancialmente grande, el descontento de muchos es evidente.

“Nos toca celebrarnos entre nosotros mismos, porque a la Alcaldía sólo le servimos para legalizar plata, o para servir de muñecos de circo cuando hay evento importante”, (…) “Eso salen en televisión diciendo que nos apoyan a los bailarines, pero es pura propaganda, a la hora de la verdad no nos reconocen nada.”

Son algunos de los comentarios que me han escrito los compañeros más cercanos del gremio, y aunque no puedo poner todo lo que me dicen porque la verraquera es bastante arbitraria, lo que más me sorprende es que aún con la existencia de diversas instituciones en el Distrito, hasta el momento no ha habido atisbo de la mínima pronunciación de la mismas, una paradoja bastante significativa que denota abandono, incuria y dejadez.


Bailar no es una carrera sencilla, es un camino lleno de aplausos y caídas, de dolores, cicatrices, de muchos “lo hiciste genial”, pero de otros “no sirves para esto”, de puñaladas de tu amigo de danza segado por el ego y la lucidez, pero también de abrazos que sanan y te ayudan a seguir adelante, de rosas lanzadas a tus pies, pero de espinas en ellas.


“Por amor al arte”, ha sido un mantra que ha moralizado y desmoralizado a la nueva generación de VALIENTES bailarines, aquellos que eligen la clase de danza por encima de una botella con agua, a aquellos a los que en los semáforos bajo el incesante sol danzan hasta que les hierven los pies, a quienes inocentemente han regalado su trabajo de muchos años, porque el sobrevivir apremia, y otros tantos a los que el mundo de la danza los ha escupido, arrebatando sonrisas, y millones de sueños.


Hoy creería que aún se construye un escenario alentador, con las uñas claro está, para que el infante que hace movimientos en la soledad de su habitación, puede mostrarse en un escenario (ojalá no en Barrancabermeja), para decir que allí está, y que allí es.

“Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten. No representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de Dígame”

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