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A-políticamente correcto

por Karen Morena

Qué tan intrínseca puede o debe ser la política en la vida social, en la comunidad y en el desarrollo de la misma si tan evidentes han sido sus desaciertos. Miles de modelos políticos se han desarrollado a partir de las necesidades que la misma sociedad se forja y para las cuales muchas veces estos modelos terminan surgiendo como el superhéroe que nunca hizo falta.

Son precisamente estas leyes las que surgen como beneficio de quienes  las han promovido inicialmente, prevaleciendo muchas veces el orden jerárquico de las élites económicas sobre las mayorías ciudadanas que continuamente se ven en la necesidad subsistir bajo un reglamento éticamente cuestionable.

Recordemos cómo los congresistas fácilmente alcanzan salarios de más de 27 millones de pesos, sin olvidar sus dadivas que más los benefician. También percibimos constantemente cómo llevan más de 20 años asistiendo al reciento para dormir o levantar la mano como constancia de la asistencia e inmediatamente retirarse.

Otro ejemplo recae sobre los señores cuando se les solicitó la reducción de su sueldo, a la cual por falta de votos, no se llevó a cabo.

En el contexto local año a año conocemos y escuchamos del endeudamiento que cada político de turno le hace a la ciudad, solicitando créditos para ejecutar las obras, sus promesas y sus mentiras, lo que lo lleva a desempeñar rol de administrador, ejercicio que cumple con dineros públicos, con los impuestos que cada ciudadano paga.

¿Por qué entonces no hay un correcto uso de los dineros públicos? ¿Qué derechos tienen para manejarlos a su antojo y no ser cuestionados en sus precisos momentos? Es así como esta rica ciudad termina siendo una caja menor para los elegidos democráticamente.

Estos cupos, como se mencionó al inicio, terminan concediendo otros cupos a terceros que, por cuota política, son ubicados en puestos. Por ejemplo me cuestioné en su momento ¿qué hacía un abogado como Secretario de Medio Ambiente? O ¿por qué terminan los primos, tías y demás rasgas sanguíneos ocupando puestos muchas veces sin el conocimiento previo del mismo?

Desafortunadamente aquellos hacen sus fachadas y los menos beneficiados, multiplicando y alabando como al máximo dios, el mejor postor. No es necesario terminar agradeciendo a quien por voto popular fue elegido, debería ser esta persona quien agradezca a sus votante y, mejor aún, representándolos dignamente.

 

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