Todo comenzó cuando Lucy Kendall, una madre británica de 23 años, observó que su hijo Oliver dejó de comer y empezó a quejarse de algunos dolores. Al consultar con su marido la pareja decidió no perder tiempo y llevar al recién nacido de inmediato a un hospital.
Luego de varios exámenes médicos realizados al menor los padres de Oliver quedaron estupefactos al conocer el diagnóstico: el pequeño había sido contagiado con herpes, una enfermedad que a su temprana edad puede llegar a ser mortal. Según los galenos, Oliver pudo ser contagiado tras haber sido besado por alguien que tuviera herpes labial.
«Oliver nació el 3 de agosto y cuando tenía 11 días dejó de beber leche durante la noche y empezó a tener fiebre. Al día siguiente mi pareja y yo le llevamos al hospital y allí le ingresaron con oxígeno, una sonda para que se alimentase», escribió Lucy Kendall en una publicación en Facebook acompañada de varias fotos del niño en el hospital.
“Él (el médico) nos explicó que el virus del herpes simple puede contagiarse en un recién nacido si una persona con un herpes labial le da un beso o toca al pequeño después de tener contacto con la infección», añadió la madre del bebé.
Para evitar que otras madres vivan los difíciles momentos que ella vivió con Oliver, Lucy decidió iniciar una campaña en redes sociales en la que explica los cuidados que deben tener los recién nacidos, pidiendo enfáticamente que las familias no dejen que sus hijos sean besados por cualquier persona.