Hace poco en una conversación de amigos, en donde el tema del corazón siempre cobra protagonismo, escuché a una amiga decir “lo borré del Whatsapp, ya no me importa”. Otra mencionó “Lo borré de mis contactos”. Francisco dijo “A mí ya no me importa…”, y al rato pidió que por favor subiéramos una historia para que ella la viera. Y siempre que escucho ese tipo de comentarios pienso, ¿qué es lo opuesto al amor? ¿Por qué el teatro, la música, el cine, la literatura se basan en buscar el amor y luego fingimos que no nos importa? Y es que amigos, lo opuesto al amor es la indiferencia. Cuando el amor se acaba, no hay necesidad de bloquear a nadie – no hay por qué – no hay contactos por borrar, no hay nada por “ignorar”. Cuando las cosas no importan, no se recuerdan.
Así es, al finalizar el camino del amor no caben sensaciones de rechazo o de dolor. No hay sentimientos de pérdida, ni interés alguno en la persona a quien se amó alguna vez. No se está soñando en un encuentro casual y fortuito, ni en una oportunidad para rechazarle; cuando el amor se acaba, todo interés desaparece.
Quizás muchas personas dijeron que te ignoraban, pero sólo se ignora lo que importa y esa actitud hacia alguien que ya no es relevante no se llama ignorar, pues casi deja de existir y sólo recobra vida cuando se encuentra por casualidad en el camino, pero luego de la despedida desaparece de nuevo. Esta despedida definitiva marca el verdadero final de un amor y suma más de lo que resta, lograr decir adiós.
En todo caso, ¿qué es el amor?