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TRATA DE BLANCAS EN BARRANCABERMEJA

por Karen Morena

Leidy Carolina Moros de 26 años de edad fue rescatada de la calle, la prostitución, drogadicción y hasta de una red de trata de blancas. Su desgarradora historia comienza cuando rondaba los 9 años de vida, ante el desamparo de un padre que entregado al vicio, la violaba y no le proporcionó un futuro. Según ella, desde esa edad él ya intentaba abusarla, razones por las cuales prefirió irse de la casa, donde también terminó conociendo las drogas.

La historia

Un par de años después, cuenta, regresó a su casa y para sorpresa de ella, su padre le dijo que le había conseguido trabajo en un restaurante en Bucaramanga, donde a los pocos días llegó.

“Realmente me vi sorprendida. Cuando llegué pregunté dónde estaban las mesas, pero me encerraron en una habitación obligándome a prostituir con muchos hombres todo el tiempo. Allá estuve casi 3 años, hasta que me escapé por una ventana, pero sin saber que más hacer volví a lo mismo, a las calles y al vicio”, narra Leidy Moros, quien además confiesa con fervor el odio que le tiene a su padre, aunque dice perdonarlo.

“A ese señor no lo quiero ver ni de lejos, que no venga acá a tocar la puerta porque yo misma salgo y no sé qué le pueda hacer”, confiesa con lágrimas en los ojos. La víctima, que no encontró más camino sino el de regreso a casa, no oculta su historia y tomando aire en sus pulmones, dice que volver a casa sólo empeoró la convivencia con el padre. Su madre falleció al momento del parto.

“Él constantemente me echaba, me decía que era un estorbo, un problema. Ahora mi padre vive con una niña de 15 años y hasta llegó a echarme de la casa, prefiriendo mantenerla a ella y al  vicio, porque ella también consume. Me tuve que ir y terminé en el barrio La Campana, prostituyéndome y consumiendo nuevamente, llegué al punto de herir con cuchillos a personas por la droga.

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¿Y ahora?

El pasado 2 de noviembre Leidy Moros se encontraba durmiendo en la calle, específicamente en cercanías al Centro de Convivencia Ciudadana, en estado de habitante de la calle cuando una mujer decidió ‘tomarla’ y trasladarla hasta las instalaciones de la Organización Femenina Popular – OFP – considerando esta institución que la trata de blancas terminó siendo el dedo que tocó la llaga del problema.

Gloria Amparo Suárez, de la OFP, asegura que los procedimientos con trata de personas en la ciudad son alarmantes, esencialmente porque en comunas y barrios de la ciudad se conocen situaciones que no han  sido esclarecidas por la gravedad del asunto, pero las autoridades investigan.

“Que no se visibilicen no quiere decir que no haya trata de personas, los jóvenes involucrados en estas modalidades pertenecen a la  comunidad más vulnerable”, comentó la funcionaria, quien además comentó que una vez se conoció el caso se prestó ayuda jurídica y psicosocial en contribución con la Defensoría del Pueblo.

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¿Es o no es?

No obstante, Delfina Alcocer, directora de Hogares Beraca, donde ahora se encuentra Leidy Moros, asegura que este caso ya no se puede considerar como una situación de trata de personas porque, “aunque la mujer sí vivió esta situación, fue un hecho de más de 10 años atrás y ella ahora se vendía sexualmente en la calle, donde no era obligada ni se le mantenía encerrada como pasó en Bucaramanga”, comentó la Directora.

 

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