Todo lo que debe saber sobre la eyaculación femenina

Tenemos años escu­chando sobre el Pun­to G y de su mano sobre la eyaculación femenina, también conocida por su tér­mino en inglés squirt, alimentado por la ola de porno con cientos de ac­trices mostrando los efluvios expul­sados desde su uretra, lo ha creado un montón de mitos, como que es la máxima expresión del clímax, y que la que no la haya sentido anda en pa­ñales.

Sin contar, por supuesto, con que a todo hombre también se le vendió la idea,tanto como fan­tasía a cumplir como que, para considerarse que ‘sabía mover el asunto’, debía ser capaz de hacer eyacular a una mujer.

Sin embargo, los últimos ha­llazgos de la ciencia deve­laron su misterio, comen­zando con que el Punto G no existe. En la década de los 80, el famoso li­bro El Punto G y otros descubrimientos so­bre la sexualidad hu­mana, de la sexólo­ga Beverly Whipple y un par de coautores, puso la idea del ‘Punto de Gräffenberg’ al al­cance de millones de personas en el mun­do.

Pero en 1993, junto con el patólogo forense Milan Zaviacic, Whipple publicó un artículo que desdecía al ahora famoso punto. Hablaban de una prósta­ta femenina y no de un lugarcito misterioso en un sitio exacto, así que ese descubrimiento no era más quelas glándulas parauretrales, que todas las mujeres poseen.

La clave está en el autoconocimien­to; los orgasmos de cada mujer son como huellas digitales y no se pueden definir por ser totalmente subjetivos. Por eso, pretender que todas experi­mentan o expresan el orgasmo de la misma manera es imposible.

Por esto, deben encontrar maneras de estimular y descubrir nuevas vías para llegar al orgasmo, pero no olvi­demos que es una variable, no hay reglas irrefutables que lo hagan más extenso, fuerte, o tenga la misma ex­presión todas y cada una de las veces.

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