A las 7:15am del domingo 21 de octubre, la mujer identificada como Cindy Katerine Gonzáles de 31 años, terminó su jornada laboral en el dispensario de la Brigada 30 del Ejército, donde trabajaba como auxiliar de farmacia.
Su compañero, un cabo del Ejército con quien convivía, dijo que alcanzaron a tomarse un café en la mañana y luego ella emprendió en su motocicleta el camino a casa, en el barrio Trigal del Norte, en la capital Norte Santanderena.
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Antes de irse, se puso un largo impermeable (poncho camuflado) para no mojarse. El militar le recomendó que no tomara la ruta del Anillo Vial Occidental, porque la lluvia causó derrumbes y caída de piedras sobre la carretera.
Por ello, Cindy Katerine prefirió, por seguridad, atravesar mejor la ciudad así el camino fuera más largo. Al llegar a la glorieta en la cárcel de Cúcuta tomó la vía a Puerto Santander. Su compañero quedó pendiente en llamarla para saber que había llegado bien.
Cuando le faltaban solo dos cuadras para llegar a su destino, en cuestión de segundos, el poncho que la protegía se enredó con la cadena de la moto.
De acuerdo al reporte de las autoridades de Tránsito, el poncho la tiró por el cuello hacia un costado de la moto y después la ahorcó con la fuerza que le restaba a la llanta trasera de la motocicleta.
Los primeros policías en llegar al sitio contestaron una llamada del teléfono que la mujer llevaba y que sonaba insistentemente. Del otro lado, era precisamente el cabo que de inmediato fue enterado de lo ocurrido.
Unos 10 minutos después el suboficial llegó hasta el lugar y se abrazó llorando al cuerpo inerte de su compañera, totalmente afectado y confundido, sin dar crédito a lo que estaba ocurriendo.
La mamá de la víctima también llegó al sitio donde protagonizó escenas de dolor, ante la mirada de decenas de curiosos que se detuvieron a mirar lo ocurrido, pese a que seguía lloviendo.