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La nueva subvariante del COVID-19 que retrasa el fin de la pandemia

por Luis
La nueva subvariante del COVID-19 que retrasa el fin de la pandemia

Una subvariante de ómicron, algo así como una prima, ya es dominante en países de Europa y Asia: en España, hasta el 14 de marzo, estaba presente en cerca del 78 % de las muestras secuenciadas; en Dinamarca, para la mitad de febrero, en un 69 %, y, para la misma fecha, en la India estaba en un 80 %.

Su nombre es BA.2, y está desplanzando a BA.1, que fue la que, entre noviembre y enero, desplazó a delta a nivel mundial.

BA.2 sigue perteneciendo al grupo de ómicron, es una subvariante, sin embargo, tiene algunas mutaciones con respecto a BA.1 que parecen hacerla más transmisible. Este es un acontecimiento esperado entre los virus, recuerda Jose A. Usme-Ciro, virólogo y docente titular de la Universidad Cooperativa de Colombia, pues los virus son entidades biológicas cambiantes que acumulan mutaciones en la medida en que se transmiten de un individuo a otro. Así, “aquel virus que en un momento determinado denominamos variante seguirá mutando inevitablemente”.

Es decir, las subvariantes de ómicron siguen siendo ómicron, pero mutadas, por eso salen de su rama, son “primas”.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un comunicado oficial publicado a mediados de febrero, ómicron se compone hasta la fecha de varios sublinajes, siendo los más comunes BA.1, BA.1.1 y BA.2. Con respecto al último, la entidad confirma: “La proporción de secuencias notificadas designadas a BA.2 ha aumentado en relación con BA.1”.

El árbol filogénetico

Imagine al SARS-CoV-2 como un virus que surgió a partir de un ancestro (una raíz) y a medida que se fue transmitiendo de persona a persona acumuló mutaciones que fueron generando las ramas principales del árbol (variantes). Luego, de cada rama, fueron surgiendo nuevas ramificaciones (muchas) más pequeñas, ilustra el docente Usme. Las subvariantes corresponden a esas ramificaciones más pequeñas (ver gráfico) y algunas “se caracterizan por tener mutaciones que le confieren al virus una habilidad especial para infectar, transmitirse o evadir la respuesta inmune de las personas”.

La mayoría de las mutaciones que acumula el virus en ciertas regiones del genoma están relacionadas con la proteína spike (aquella que se une con las células humanas para infectarlas) y con otras que intervienen en la replicación, complementa María Cristina Navas Navas, viróloga y docente titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. “Así, por ejemplo, el virus puede crear resistencia contra el sistema de interferón, que es uno de los de defensa que tenemos contra las infecciones virales”.

En este sentido, y con el fin de alcanzar una mayor resolución en la vigilancia genómica, los investigadores han optado por utilizar la categoría de subvariante cuando la cantidad de mutaciones que se han acumulado en una variante es lo suficientemente alta como para generar una nueva rama (siguiendo con la imagen del árbol) lo suficientemente robusta y diferenciable de las demás, continúa Usme. “Con esta nueva denominación se puede garantizar la identificación de cambios en la epidemiología de la enfermedad que puedan ser el resultado de sus características genéticas”.

Qué se conoce de BA.2

Hasta hace unas semanas el conocimiento sobre la subvariante era incipiente. Sin embargo, a la fecha se sabe que BA.2 tiene distinciones de aminoácidos en la proteína spike, lo que podría estar dándole algunas ventajas de crecimiento y transmisión.

De igual modo, teniendo en cuenta los resultados preliminares de un estudio hecho en Japón para el que infectaron a algunos hámsters con BA.2 y a otros con BA.1, la subvariante podría causar una enfermedad más grave.

Ahora bien, considerando los datos del mundo real, teniendo como referencia la gravedad clínica registrada en Dinamarca, Reino Unido y Sudáfrica (en los que la vacunación y la inmunidad natural son altas), no se han hallado diferencias en la incidencia de ambas, finaliza la OMS.

¿Qué tanta protección hay?

A día de hoy han sido documentados casos de reinfección con BA.2, sin embargo, los datos iniciales sugieren que la infección previa con BA.1 brinda protección. De acuerdo con Navas, la severidad debe seguir siendo evaluada, indagando en si tiene propiedades que la hagan más virulenta y que por ende, le otorguen la capacidad de generar una infección más severa. “Esto puede seguir evaluándose en el laboratorio, con replicación in vitro de células y en modelos animales”, luego, a través de vigilancia epidemiológica, podrá analizarse su comportamiento entre la comunidad.

Con respecto a la protección que generan las vacunas, según actualizaciones de la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido (al 10 de marzo de 2022), el efecto de las vacunas frente a BA.1 y BA.2 sigue siendo protector y, particularmente la vacuna de refuerzo es efectiva contra la infección y la hospitalización.

En coherencia con la OMS y con lo explicado anteriormente, la subvariante BA.2 no debe concebirse alejada de ómicron, al contrario, como parte de ella “debe seguir siendo monitoreada como variante de preocupación”.

¿Hay que preocuparse?

Las subvariantes son parte del proceso normal de evolución viral, de hecho, este panorama fue ampliamente descrito en el caso de delta (ver gráfico), agrega Navas. “Esta empezó a generar gran cantidad de subvariantes que seguían siendo delta. Son como una familia y los primos, con apellidos, pero cada uno con rasgos diferentes”.

El surgimiento de múltiples variantes y subvariantes se da en proporción a la magnitud de la circulación y dispersión del virus a nivel geográfico, dice Usme y añade; “las subvariantes, al ser descendientes de variantes de interés o preocupación, tienen una importancia implícita a nivel epidemiológico y clínico”.

Son estudiadas por las autoridades con el fin de hacer seguimiento de su comportamiento y responder de forma temprana para mitigar su impacto. En el caso de BA.2, entonces, se vigila con detalle su transmisibilidad y el riesgo potencial de mayor severidad de la enfermedad.

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