Barrancabermeja | dígame.com.co – El silencio de la madrugada fue roto por los pasos firmes del Ejército Nacional. En una operación impecable, sin disparar una sola bala, fueron rescatados los 57 militares que permanecían retenidos desde hace días en la zona rural de El Tambo, Cauca. La noticia trae alivio, pero también evidencia la compleja realidad que se vive en territorios donde el Estado aún lucha por recuperar el control.
Una retención disfrazada de protesta
Durante el pasado fin de semana, un grupo de soldados –53 profesionales y 4 suboficiales– quedó a merced de pobladores que, según el Gobierno, actuaban bajo presión de la disidencia Carlos Patiño, del Estado Mayor Central (EMC), estructura armada ilegal que opera en la región.
El ministro del Interior, Armando Benedetti, fue contundente: “Esto no fue una manifestación social. Fue un secuestro colectivo contra nuestros soldados. Desde ahora, este tipo de hechos serán tratados como lo que son: delitos de lesa humanidad.”
La operación “Justicia”
La misión de rescate, bautizada como Operación Justicia, se desarrolló entre la noche del lunes 23 y la madrugada del martes 24 de junio. Con apoyo aéreo, inteligencia militar y unidades especiales, el Ejército logró recuperar sanos y salvos a los uniformados sin que se registraran enfrentamientos.
Durante la operación fueron capturadas más de 20 personas en flagrancia. Según las autoridades, se trataba de individuos que vigilaban y coaccionaban a la comunidad para impedir la salida de los militares. La Fiscalía anunció que ya se adelantan órdenes de captura contra los responsables intelectuales.
Testimonios que estremecen
Al regresar a su base, varios soldados rompieron en llanto. Uno de ellos, cuyo nombre se reserva por seguridad, compartió su experiencia:
“Nos decían que no íbamos a salir de ahí vivos. En varios momentos pensé que no volvería a ver a mi esposa ni a mi hijo. Pero lo más duro fue ver cómo usaban a los civiles, incluso a niños, como escudos. Sabíamos que si intentábamos escapar, alguien inocente podía salir herido.”
Otra voz, la de la cabo Lina M., describe los días de incertidumbre:
“Nos tenían acorralados, vigilados. No podíamos movernos. Dormíamos poco y comíamos menos. Lo que nos mantuvo fuertes fue la fe y el compañerismo. Nunca nos dejamos quebrar.”
¿Qué hay detrás de esta retención?
La región del Cañón del Micay, donde ocurrieron los hechos, es una de las zonas con mayor presencia de cultivos ilícitos del país. Allí operan con fuerza estructuras disidentes que, en medio de procesos fallidos de paz, han retomado el control social a través del miedo y la manipulación de comunidades vulnerables.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, denunció que estas estructuras usan a los pobladores como escudo, en una violación directa al Derecho Internacional Humanitario. “Secuestrar soldados con el pretexto de una protesta es un mecanismo que busca debilitar la presencia del Estado en zonas estratégicas para el narcotráfico”, afirmó.
El país no puede mirar a otro lado
La liberación de los 57 soldados es una victoria operativa, pero también un grito de alerta. Mientras el Gobierno habla de transición hacia la paz total, en regiones como el Cauca, el conflicto sigue escribiéndose con sangre, miedo y control armado.
Desde el Congreso, sectores piden no solo una respuesta militar, sino un enfoque integral: inversión social, presencia estatal real y una revisión crítica de los procesos de negociación con grupos armados.
Una familia, una esperanza
Mientras los soldados volvían al cuartel, decenas de familias respiraron aliviadas. Doña Lidia, madre de uno de los jóvenes retenidos, lo abrazó con fuerza y entre lágrimas dijo:
“Le prometí a Dios que si me lo devolvía, no me quejaría más por nada. Solo le pido al Gobierno que no olvide a nuestros muchachos, que no los mande a territorios sin garantías.”
Redacción: Jennifer Gallego Puerta
📍dígame.com.co – Periodismo con sentido humano.