Con solo 12 años, Martin Pistorius, originario de Johannesburgo, Sudáfrica, fue diagnosticado erróneamente con una simple gripe. En realidad, padecía meningitis criptocócica y tuberculosis cerebral, lo que lo dejó completamente inmóvil y sin habla, en un aparente estado vegetativo.
Lo que nadie imaginaba era que, a pesar de su cuerpo inerte, Martin recuperó la conciencia a los 14 años. Estuvo plenamente lúcido entre los 16 y 19 años, entendiendo todo lo que ocurría a su alrededor sin poder comunicarse con el mundo.
“Era como estar atrapado dentro de mí mismo. Como si no existiera”, relató años después.
Durante esos años, fue testigo mudo de las conversaciones, las noticias mundiales y los momentos más íntimos de su familia, incluyendo uno que marcó su alma: su madre, agotada por el dolor, le dijo creyendo que no escuchaba: “Espero que te mueras”.
A pesar del dolor, Martin no la juzga. Comprendió el agotamiento emocional de su madre y decidió seguir luchando. Su vida cambió cuando la terapeuta Virna van der Walt notó algo que nadie había visto: sus ojos reaccionaban. Fue ella quien lo ayudó a demostrar que su mente seguía intacta.
Hoy, Martin es autor, orador y símbolo de esperanza, resiliencia y conciencia silenciosa.
