La violencia en Ucrania se recrudece con nuevos ataques mortales en distintas regiones del país. Este jueves 3 de julio, las autoridades ucranianas confirmaron la muerte de dos personas en el puerto de Odesa, al sur de Ucrania, tras un ataque con un misil balístico que contenía munición de racimo.
El gobernador regional de Odesa, Oleg Kiper, informó que uno de los fallecidos era un camionero que trabajaba en la infraestructura portuaria. Además, tres personas resultaron heridas por la explosión, que provocó daños significativos en las instalaciones del puerto, considerado clave para la economía local y las exportaciones del país.
Horas antes, las autoridades de la región de Poltava, ubicada en el centro de Ucrania, reportaron otro ataque ruso que dejó otras dos víctimas mortales y al menos once personas heridas. Según las Fuerzas Terrestres ucranianas, el bombardeo causó un gran incendio en infraestructuras civiles, incluyendo una oficina de reclutamiento militar en la capital regional homónima.
Estos nuevos ataques reflejan la creciente tensión y la estrategia de Rusia de golpear puntos estratégicos e infraestructura crítica de Ucrania, generando preocupación en la población civil y en las autoridades locales. Los recientes bombardeos se suman a una larga lista de agresiones que han dejado miles de muertos, heridos y desplazados desde el inicio de la invasión en 2022.
Las autoridades ucranianas continúan con las labores de rescate y atención a los heridos mientras mantienen la alerta máxima en varias regiones del país ante posibles nuevos ataques. Organizaciones internacionales y gobiernos aliados siguen manifestando su rechazo a estos hechos y exigen respeto al derecho internacional humanitario.
La situación humanitaria en Ucrania sigue siendo crítica y se espera que en los próximos días se conozcan más detalles sobre el impacto real de estos bombardeos.